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Los bienes de consumo representan poco más del 10% del total de las compras externas. Inquieta el fuerte aumento registrado en julio.

El tablero de la política económica del ministro de Economía Sergio Massa muestra como uno de sus urgencias más relevantes revertir la falta de dólares y el ritmo de pérdida de reservas del Banco Central. Una de las ideas que circula en el Palacio de Hacienda es buscar cortar la sangría a través de un reajuste de algunos de los rubros de importaciones.

En el Gobierno consideran “malo” el dato de importaciones mensuales de julio, que se conocerá en los próximos días pero que fuentes oficiales aseguran que estuvo en torno de USD 8.150 millones, la segunda marca máxima histórica tras el pico de junio que provocó el primer rojo en el resultado del intercambio comercial en un año y medio. La mayor tajada de divisas fue demandada, como en los últimos meses, por la compra de energía: en julio esa cuenta sumó casi USD 1.300 millones.

Habría para este sector una reducción que provendrá solo por cuestiones estacionales. La suba del promedio de temperatura esperada para este mes posibilitará menores compras externas de energía. Pero hay otros rubros que también acusan fuertes incrementos en comparación con el año previo, y que el equipo económico busca el hilo menos costoso para cortar.

En el Gobierno consideran “malo” el dato de importaciones mensuales de julio que fuentes oficiales estiman estuvo en torno de USD 8.150 millones

Es el caso de bienes de consumo final como televisores o herramientas hasta ropa, zapatillas, bicicletas y también algunos alimentos envasados, muchos de ellos de lujo o delicatessen, que los supermercados de todo el país exhiben en sus góndolas.

También se listan animales vivos, bebidas, tabaco, juguetes, sombreros, paraguas, bastones, plumas, flores artificiales, máquinas, aparatos ópticos, médicos y de relojería e instrumentos musicales, entre muchas otras posiciones arancelarias.

La “fiebre” de compras de este tipo de productos en el exterior responde a lo que algunos analistas leen como una necesidad de comprar todo lo que “huela” a dólares, ante una alta brecha y expectativa de devaluación.

En la cartera económica aseguran que pondrán en marcha mecanismos para dar continuidad a compras al exterior ligadas a la producción, pero desalentarán ese otro perfil de compras al exterior. “Necesitamos priorizar las importaciones para las cadenas de valor, que tienen que seguir fluyendo. Tendremos que mirar los bienes de consumo con venta al público”, dicen en el Palacio de Hacienda.

Según cifras oficiales, los bienes de consumo implican poco más del 10% de las compras externas totales en lo que va del año. El Indec informó que en el primer semestre ese rubro se llevó USD 4.321 millones. La mayor parte se explica por Bienes de uso Intermedio en el proceso productivo de las empresas locales (USD 15.454 millones) y Piezas y Autopartes (USD 7.321 millones).

De acuerdo a la definición que hace el Indec sobre los bienes de consumo, este rubro incluye artículos de consumo semidurable (por ejemplo textiles) que demandaron USD 1.128 millones en lo que va del 2022, otros no duraderos (alimentos) por USD 870 millones, pero una parte relevante también está explicada por medicamentos, que requirió USD 672 millones.

La mayor parte de la importación de bienes de consumo en julio provino de China, que se llevó USD 189 millones, seguido por el Mercosur (USD 152 millones) y la Unión Europea, con 134 millones de dólares.

En la cartera económica aseguran que se pondrán en marcha mecanismos para dar continuidad a la importación ligada a la producción, pero desalentará la de bienes de consumo

El Gobierno todavía no activó alguna medida puntual para iniciar una restricción en este sentido, aunque las nuevas autoridades de la Secretaría de Comercio, que incluye desde la llegada de Massa al comercio interior y al exterior de manera unificada bajo el comando de Matías Tombolini, reuniones con empresarios supermercadistas y con importadores.

Respecto a las urgencias en el plano de las reservas, en el Banco Central creen que la ventana de 20 días que restan hasta la finalización de agosto serán la última prueba exigente en el frente cambiario que deberá soportar el equipo económico. La lógica es que agosto es el último mes que demandará una importante cantidad de divisas para la importación de energía. En los primeros diez días de agosto ese rubro ya demandó USD 700 millones de las reservas y acumuló USD 6.000 millones adicionales en el semestre por efecto del salto de precios.

En julio hubo además un impacto especialmente grande de las importaciones de Energía y Combustibles, el rubro de mayor incremento en comparación con 2021, por el alza de los precios internacionales. Esa cuenta habría llegado a USD 2.200 millones en el mes.

Para Claudio Caprarulo, economista de Analytica, “en los primeros seis meses de 2022 el saldo comercial base caja se redujo en USD 5.400 millones, con importaciones récord superiores a USD 8.000 millones en mayo y junio, un nivel que no es sostenible. Hasta ahora el Gobierno intentó contenerlas restringiendo la oferta con mayor cepo cambiario, con un costo muy alto sobre la brecha cambiaria y la inflación, entre otras cosas por falta de coordinación en el resto de la política económica. Profundizar aun más el cepo sobre las empresas va a ser más contraproducente”, mencionó en diálogo con Infobae.

Profundizar aun más el cepo sobre las empresas va a ser más contraproducente (Caprarulo)

“Hacia adelante la lectura es que el nuevo equipo económico apuesta a un conjunto de factores para contener la presión sobre el mercado de cambios: aumento de la tasa mensual de devaluación, alguna nueva línea de financiamiento externo, fuerte subas en las tasas de interés para evitar la dolarización vía bienes importados y finalmente el ajuste fiscal. Este último va a impactar en el nivel de actividad y por ende en las compras al exterior”, apuntó Caprarulo.

“La pregunta es si el Gobierno va a poder mostrar resultados en el corto plazo y a su vez contener el costo social asociado. Caso contrario, la tensión cambiaria se resolverá en una fuerte devaluación por fuera de un programa de estabilización con mayores costes sobre los que menos tienen”, explicó el economista.

Por su parte, Sebastián Menescaldi, director de EcoGo, apuntó que en términos de deterioro del Mercado Único Libre de Cambios “el frente energético no complica tanto, la mayor parte es de los servicios. Se destaca todo lo que sea relacionado con el turismo. Si no se quiere frenar tanto la actividad algo se debería hacer con el turismo para recortar la pérdida de dólares. El gasto en fletes tiene que ver con la situación internacional pero podría solucionarse”, consideró.

En ese sentido, planteó Menescaldi que una medida para frenar la pérdida de reservas por esa vía “es la primera que se me ocurriría para preservar reservas sin que implique un impacto en la actividad económica. Aunque si no se logra controlar la brecha la gente va a seguir intentando comprar lo que sea en dólares”, advirtió.

Por Mariano Boettner

Fuente: infobae.com