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El conflicto entre Ucrania y Rusia tendrá repercusiones sobre las exportaciones argentinas. La consecuencia más directa es que, debido al incremento en los precios de los commodities agrícolas, el valor despachado de cereales y oleaginosas (cerca del 5o% de las exportaciones argentinas) aumentarán sensiblemente.

Sin embargo, los productos que van de forma directa hacia estos destinos pueden tener una suerte distinta. A diferencia de la canasta total de productos que exporta Argentina, los envíos a Rusia y Ucrania (0,64% del total exportado) tienen un bajo componente de cereales y oleaginosas. En cambio, están dominados por otros alimentos como lácteos, frutas, carne de bovinos, y pescados y mariscos. Si bien Argentina tiene exportaciones relevantes en estos segmentos, no son commodities con mercados organizados que puedan fácilmente reemplazarse por otros destinos, por lo que es probable que, mientras dure el conflicto, parte de esas exportaciones continúen la senda decreciente que se observa en los últimos años (que se había revertido hacia Urania en 2021).

La situación con las importaciones es distinta. Las compras de Argentina a estos países se concentran fundamentalmente en combustibles y fertilizantes. Si bien pueden reemplazarse a estos países por otros proveedores, estos productos sufrirán el aumento de las cotizaciones en los mercados internacionales. Esto afectará de manera negativa la balanza comercial.

Nuevos y viejos desafíos

En el ámbito de la economía global, la menor intensidad del COVID-19 venía facilitando una mejora en la actividad económica y dejaba como desafíos latentes los problemas en las cadenas de suministros y el combate a la inflación. En ese contexto, los Bancos Centrales de los países desarrollados daban señales de que aplicarían una política monetaria cada vez más restrictiva (los países en desarrollo ya habían iniciado este proceso).

Ahora, con el recrudecimiento en el conflicto entre Rusia y Ucrania, cambian las prioridades e instrumentos de los gobiernos. En los últimos días, las principales monedas del mundo han observado movimientos bruscos en un proceso de «flight to qualiy» y los principales commodities cotizan al alza. Estas dinámicas tendrán consecuencias sobre los niveles de inflación y actividad económica que las políticas monetarias y fiscales deberán tener en cuenta.

En cuanto a las cadenas de suministros, se estima que los desafíos anteriores en el sector de semiconductores permanecerán inalterados. Sin embargo, podrían sumarse nuevos problemas. Las principales navieras del mundo anunciaron que no operarán en los puertos de Ucrania hasta fin de mes y algunas también evitarán el puerto de San Petesburgo. De extenderse estas medidas, podría dificultarse el abastecimiento de diversos insumos básicos (energéticos, agropecuarios e industriales, como acero y aluminio).

Fuente: Instituto de Estrategia Internacional  de la CERA

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