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En las últimas semanas el conflicto entre Rusia y Ucrania dominó la agenda internacional, pero esto no significa que la pandemia del COVID-19 esté terminada.

La semana pasada, China experimentó un aumento significativo de contagios de la variante Ómicron, alcanzando los valores más altos desde el inicio de la pandemia. Siguiendo su política de «Covid cero», el gobierno ordenó el confinamiento de ciudades que albergan un total de 51 millones de habitantes.

Johannes Schlingmeier: «Los bloqueos en China reducirán aún más la capacidad de transporte de contenedores y provocarán un aumento en los precios de flete».

Un caso de especial relevancia es el de Shenzhen, la ciudad que contiene gran parte de la producción electrónica del gigante asiático. El confinamiento de 6 días dictado anteayer en esa ciudad provocó el cierre de diversas fábricas, dentro de las cuales se encuentran proveedores importantes de las cadenas de electrónica y automotriz. En Shanghái también se registran medidas de confinamiento, aunque hasta el momento menos estrictas que en otras ciudades. Allí, la preocupación se posa sobre el funcionamiento de los puertos, aunque por ahora se reportan complicaciones menores.

Estas medidas podrían ejercer una nueva presión sobre las cadenas globales de valor (que ya sufren problemas de abastecimiento hace más de un año), alimentar nuevas alzas en los niveles inflacionarios de los países desarrollados, y frenar un crecimiento económico chino mayor al esperado en el primer bimestre (con la producción industrial aumentando 7,5% interanual y el gasto en capital fijo un 12,2%).
«Los bloqueos en China reducirán aún más la capacidad de transporte de contenedores y provocarán un aumento en los precios de flete ya inflados. El impacto se sentirá en los Estados Unidos y en casi todas partes del mundo», comentó Johannes Schlingmeier, cofundador y director ejecutivo de Container xChange.

Fuente: Instituto de Estrategia Internacional  de la CERA

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