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Las primeras en parar fueron automotrices y autopartistas. Le siguieron maquinaria agrícola, tóner, impresoras y “notebook” de alta gama. Papel, café y hasta yerba compuesta pueden ser los próximos. Las que ponen sus dólares, lo hacen al valor MEP.

Cada vez más rubros de la actividad económica en Córdoba se están quedando sin componentes o insumos importados. Si el país no resuelve su problema de escasez de dólares, más líneas de producción y negocios se quedarán sin producir o vender.

Esta semana, Renault y Nissan suspendieron hasta el lunes próximo la fabricación de camionetas por falta de componentes importados. También ZF Argentina, una autopartista internacional que fabrica amortiguadores en la ciudad cordobesa de San Francisco, anunció a las industrias automotrices para las que trabaja que tiene componentes para tres o cuatro semanas; si no accede a dólares para pagar las importaciones, tendrá que frenar la producción.

El 20 de octubre pasado, la fábrica de Santa Isabel también paralizó sus actividades por la falta de insumos, algo que en su momento se adjudicó al arranque del Sistema de Importaciones de la República Argentina (Sira), que implementó el Gobierno nacional para controlar el ingreso de mercadería del exterior.

En aquel momento, se pensó que se trataba de problemas “coyunturales”. Pero luego se repitieron en la planta de Stellantis en Córdoba, donde se fabrica el Fiat Cronos (durante una jornada paralizó un turno y el segundo trabajó en forma parcial).

Luego la suspensión en la fábrica de tractores y cosechadoras de CNH Industrial hizo saltar las alarmas de la industria de la maquinaria agrícola.

Cada día que pasa se conocen nuevos faltantes. Ahora, es difícil encontrar tóner, notebooks de alta gama, impresoras y componentes eléctricos.

El problema no es nuevo, pero se agudizó con la implementación del Sira. De este esquema participan la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip), la Aduana, el Ejecutivo a través del Ministerio de Economía (del cual dependen las áreas de Comercio e Industria) y el Banco Central de la República Argentina (BCRA).

Las autorizaciones para importar avanzan hasta la última etapa y se traban al llegar al BCRA, cuyo rol es cuidar las alicaídas reservas internacionales. Allí el sistema ofrece dos opciones: acceder a dólares al precio oficial del Mercado Único Libre de Cambios (Mulc) o que la empresa pague con sus propios dólares.

Para la primera opción, el Sira entrega a plazos de hasta 180 días. Según el rubro, hay firmas que ingresaron sus expedientes y que recibieron la promesa de dólares para febrero, marzo o abril del año que viene. Si es una pyme, según el rubro, puede recibir hasta U$S 50 mil en el año calendario, un monto insignificante para cualquier importador.

Si la empresa importa por primera vez, ningún proveedor en el mundo acepta estos plazos (mucho menos a un importador argentino) porque en general la mercadería se paga por anticipado, se produce y luego se embarca.

Si es un importador habitual o pertenece a un grupo global, trabaja con cuenta corriente. Al retrasarse en los pagos, el proveedor externo frena el envío de mercadería hasta que se deposita lo adeudado.

“Desde que se implementó el Sira, el porcentaje de aprobación de importaciones es de 12%. Esto derrama problemas en buena parte de la economía”, asegura Natacha Izquierdo, responsable de análisis sectorial de la consultora Abeceb.

De esta manera, además de faltar plásticos, aceros, autopartes y neumáticos en las automotrices, escasean insumos y herramientas en el rubro petrolero, insumos específicos en la minería, perfumería y productos de retail en el consumo masivo y componentes de la electrónica e informática para distintas industrias.

Si el importador elige la segunda opción, poner sus propios dólares, debe dar cuenta de su origen, por lo tanto transforma ese producto al valor del dólar MEP, que cotiza a más de $ 298 (contra $ 167 del oficial). Y el que tiene insumos o mercadería, reduce el ritmo de entregas o aumenta los precios en dólares para cubrir los costos de reposición. Todo termina alimentando la inflación.

IMPORTACIÓN: PYMES GOLPEADAS

Córdoba es importadora principalmente de insumos para la producción agropecuaria e industrial.

“La más golpeada por todo esto es la pyme que debe importar y que no tiene espalda para sortear la falta de insumos”, explica Gabriel Marengo, tesorero de la filial Córdoba del Centro de Despachantes de Aduana.

Según el operador de comercio exterior, hay rubros que se están quedando sin insumos, como la producción de papel especial (para ticket, por ejemplo), café y hasta yerba compuesta (el cedrón que se utiliza es importado).

Según Leonardo Marques, directivo de la Cámara de Informática del Interior (Cidi), en este rubro se aprueban 8% de los pedidos para importar con dólares del Mulc.

“Hoy hay escasez de tóner, impresoras y van a escasear hardware como notebooks de alta gama. Lo único que hay son insumos para gamer (auriculares, por ejemplo), que sobraron de la pandemia, y cartuchos porque la demanda está planchada. Esto va a aumentar el reciclaje y la reparación para actualizar equipos”, resalta.

Según datos del mercado informático, hay productos donde las ventas cayeron 50 por ciento comparadas con los tiempos de la pandemia de Covid. En este contexto, un tóner que en la prepandemia valía cinco dólares hoy se vende a U$S 20.

“Desde la implementación del Sira, la forma de trabajar ha cambiado, se ha vuelto pesada, compleja y no hay un sector que hoy no tenga problemas”, advierte Daniel Griboff, presidente de Dagri.

Para el consultor, esto se suma a los problemas que viene teniendo la logística del comercio exterior por la pandemia (hay zonas de China que actualmente siguen confinadas) y la invasión de Rusia a Ucrania.

“Este problema no se resolverá rápidamente y se va a extender hasta mediados de 2024. Para que se flexibilice el acceso a las divisas hay que impulsar el ingreso de dólares y hoy estamos pasando una de las sequías más fuertes de los últimos años. Lo que está haciendo el BCRA es administrar la balanza comercial”, dice.

CONVOCATORIA PARA SENSIBILIZAR A POLÍTICOS

Por su parte, la Cámara de Industriales Metalúrgicos y de Componentes de Córdoba (Cimcc) convocó para el próximo lunes 14 al “Encuentro entre legisladores por Córdoba y el sector productivo de la provincia” para sensibilizar a los dirigentes políticos.

La reunión se realizará desde las 10 en el salón Pucará del hotel del Automóvil Club Argentino (ACA), ubicado en avenida Amadeo Sabattini 1051, donde se tratará este tema.

“Se trata de un encuentro en el que los industriales presentarán a los representantes de Córdoba en el Congreso de la Nación un documento con los detalles de la problemática, vinculada a la imposibilidad de acceder a insumos importados para la producción nacional de bienes y servicios, en toda su complejidad”, aseguró la Cimcc en un comunicado.

MAQUINARIA AGRÍCOLA: COMPLICADAS LA PRODUCCIÓN DIARIA Y LA PLANIFICACIÓN A FUTURO

En tanto, las fábricas de maquinaria agrícola, muchas de las cuales dependen de componentes importados para integrar sus productos de fabricación nacional, también están sintiendo el impacto de las restricciones impuestas por el Banco Central.

Días atrás, la empresa CNH Industrial fue obligada a parar la producción de tractores y de cosechadoras de sus marcas Case y New Holland, en su planta ubicada en la ciudad de Córdoba, debido a la falta de insumos.

Si bien la paralización sólo se extendió durante dos días, la incertidumbre se ha apoderado de las empresas.

“Está complicando el ritmo de fabricación, lo que condiciona a futuro la oferta de algunos productos tanto para el mercado interno como para la exportación”, advierten los industriales del sector.

Agropartes como motores hidráulicos y componentes electrónicos son parte de los faltantes con lo que deben lidiar las fábricas por estos días. “Si no hay esos elementos, los equipos no se pueden entregar y por lo tanto hay que parar la producción”, admiten con preocupación.

El sector de la maquinaria agrícola acumula en el año un crecimiento en la producción y las ventas respecto al año pasado, aunque en los últimos meses se observa una desaceleración.

“Hay problemas con el financiamiento, que se ha encarecido en los últimos meses, y también la sequía está retrayendo las ventas”, enumeran.

SE TERMINA EL “STOCK”

No obstante, buena parte de las fábricas tienen comprometidas ventas para los próximos meses, con lo cual deberían mantener el ritmo de producción.

En algunos casos, y ante la imposibilidad de entrega, las empresas han tenido que recurrir a prestar equipos, que tienen en exhibición, para que el cliente pueda disponerlo para su actividad.

“Por lo general, las empresas de maquinaria agrícola trabajan con un stock mayor que otras empresas del rubro metalmecánico. Hoy la mayoría están produciendo lo que vendieron hace seis meses y para ello habían comprado en su momento materia prima y piezas, pero esa disponibilidad se va acabando”, observa Eduardo Borri, titular de la Cámara Argentina Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma).

La falta de autorización a las importaciones es transversal a toda la industria.

“Toda empresa que necesite importar algo hoy está complicada y con incertidumbre, no sólo por el día a día sino también porque impide planificar a futuro”, aseguró el dirigente empresario.

Incluso aquellas empresas que hoy tienen crédito en el exterior a 360 días y que garantizan el pago de esa importación, no están recibiendo el visto bueno para importar.

Los fabricantes admiten que es mucha la energía que se pierde en el día a día tratando de reactivar los trámites ante los organismos públicos.

“Primero hay que conseguir que las licencias culminen con el procedimiento; cuando eso se logra, por lo general es el Banco Central el que desestima la autorización”, se quejan.

Por: Diego Dávila, Alejandro Rollán

Fuente: lavoz.com.ar