El acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea abre un mercado de más de 500 millones de personas con alto poder adquisitivo. Pero el país está poco acostumbrado a competir.
A un cuando recién inicia su etapa embrionaria, el acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) abre un enorme abanico de oportunidades.
El Viejo Continente es un mercado de 513 millones de personas (junto con el bloque sudamericano suma 800 millones) y su poder adquisitivo es tres veces más alto: 36.531,7 dólares fue el producto interno bruto (PIB) per capita europeo del año pasado, contra los 10.930 dólares del Mercosur.
Además, Europa es el primer inversor mundial, con 216 mil millones de dólares de salidas netas de inversión extranjera directa en 2018, según datos del Banco Mundial (casi 30 por ciento de los desembolsos globales).
A esto se suman los avances, en el mismo sentido, con Estados Unidos, China, Corea y Canadá.
Argentina llega tarde (en relación a otros países) a la opción de los acuerdos de libre comercio y, para peor, luego de décadas de una macroeconomía desequilibrada, alta presión impositiva y empresas desacostumbradas a competir por el aislamiento.
El flamante acuerdo elimina aranceles a la importación, la principal barrera de protección a la producción nacional (ver aparte), e incentiva el comercio y la inversión, pero en un plazo de más de una década, lo que da tiempo a la Argentina a acomodarse al nuevo contexto. Pero si las empresas y el Estado no encaran una agenda transformadora, es difícil que se puedan aprovechar estas oportunidades.
Cambio cultural
Para Marcelo Olmedo, presidente de la Cámara de Comercio Exterior de Córdoba (Cacec), el sector privado argentino debe asumir una nueva mentalidad. “No hay que tenerle miedo al mercado, si uno cree que no va poder competir nunca lo va a intentar”, opina.
Un paso para las pymes dedicadas al mercado interno es buscar aliados que les aporten competitividad en el país y en la región.
“Tienen que buscar socios europeos, tanto para hacer negocios en el viejo continente como para trabajar en Latinoamérica y en el país; el acuerdo (ver aparte) favorece los joint ventures y las alianzas estratégicas que aumenten la competitividad”, resalta Olmedo.
La Cacec prepara un equipo de asesores sobre el mercado europeo que pondrá en actividad una vez que el acuerdo se consolide.
En Argentina, 400 firmas exportan más de 10 millones de dólares, pero las consolidadas en el exterior, que exportan más 100 millones de dólares anuales, son sólo 55.
Para las pymes que apunten al exterior, Olmedo agrega algunos aspectos prácticos: mejorar el inglés de sus equipos gerenciales, estudiar en profundidad las normas técnicas y desarrollar vínculos con empresas europeas y del Mercosur.
Para las medianas y grandes, Marcelo Elizondo, de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI), advierte que el primer paso es desarrollar atributos competitivos, lo que en muchas implica un cambio cultural.
“Argentina no puede competir por menores costos, debe hacerlo con productos diferenciados, estándares de calidad y normas técnicas. Las empresas deben pensarse como internacionales, tener una estrategia, dejar de mirar el corto plazo, definir nichos de mercados y fijar metas”, agrega.
En igual sentido argumenta Miguel Zonnaras, presidente de la Federación de Cámaras de Comercio Exterior (Fecacera): “Hay que asumir las variables de competitividad que maneja el mundo, equiparar plantas con nuevas tecnologías y mejorar la gestión, la calidad, el manejo de la información y la relación con el consumidor. Las grandes están acostumbradas, el desafío es para las pymes”.
Zonnaras, titular de Molinos Sytari, de Río Segundo, pertenece al sector alimentario, uno de los más beneficiados por el acuerdo.
“La materia prima es lo que tiene más potencial y escalabilidad; lo de más valor agregado debe tener en cuenta la normativa técnica y las medidas paraarancelarias”, añade.
En algunos casos, muchos de los productos del acuerdo tienen en Europa precios 50 por ciento más elevados que en el Mercosur, lo que le permite a la región comenzar con “una cierta ventaja”.
Así lo advierte Isabel Martínez, quien estuvo entre los empresarios que se reunieron la semana pasada con el presidente Mauricio Macri, en su caso como vicepresidenta de la Unión Industrial de Córdoba (UIC).
“La apertura al libre comercio no será inmediata. El gobierno nacional planteó que creará una red de contención para que las empresas puedan adecuarse, lo que incluye un fondo compensador que incluirá créditos”, resaltó.
La empresaria autopartista recomienda mejorar estructuras productivas y logísticas, invertir en tecnologías y sobre todo formar “grupos asociativos apuntados a desarrollar productos o abordar mercados; la unión hace la fuerza”.
Convenio. En detalle. Principales aspectos del acuerdo Mercosur-UE.
Aranceles para bienes. La Unión Europea (UE) elimina los aranceles de ingreso a 92 por ciento de los productos del Mercosur y da acceso preferencial a otro 7,5 por ciento, excluyendo a uno por ciento. El bloque sudamericano los elimina para 91 por ciento de los productos europeos.
Servicios. Europa eliminará la mayoría de barreras arancelarias que aplica en la actualidad. Ese bloque importa por más de 900 mil millones de dólares.
Compras públicas. La UE abre la posibilidad a que las empresas participen de las compras nacionales (no así subnacionales). Por año, 250 mil organismos del bloque realizan compras por tres billones de dólares, el 14 por ciento del PIB europeo.
Movimiento de bienes. Acelera los convenios de Facilitación del Comercio de la Organización Mundial de Comercio. Reduce inspecciones físicas y fija criterios claros y transparentes para los operadores.
Aval. El acuerdo debe ser aprobado por los 28 parlamentos de los países que integran la UE, el propio Parlamento Europeo y los congresos de los cuatro países del Mercosur. Podría llevar dos años.
Plazos. Cada bloque tiene tiempo diferentes. La UE debe eliminar inmediatamente los aranceles para 76 por ciento de los productos del Mercosur. El resto se hará en cuatro, en siete y en 10 años. En el caso del Mercosur, debe eliminar de inmediato los aranceles para 13 por ciento del comercio y el resto se hará en plazos de cuatro a 15 años. Según explicó el Gobierno argentino, el 60 por ciento de las importaciones desde Europa deben desgravarse en plazos que van de 10 a 15 años.
Insumos. Las empresas pueden abastecerse de insumos, atraer inversiones y acceder a tecnologías europeas.
Bienes agrícolas. El acuerdo libera el 99 por ciento de las importaciones europeas y el 88 por ciento de las del Mercosur. Beneficia a granos, a carnes y a frutas y verduras. Los alimentos del Mercosur pagan, en promedio, 11,1 por ciento de arancel, con picos de 104 (productos animales) y 157 por ciento (frutas).
Alimentos cordobeses. Soja y derivados, maní, aceites y harinas, carnes y menudencias, bebidas, golosinas, mermeladas y jaleas, helados y alimentos para mascotas están entre los alcanzados por el convenio.
Cuotas. La UE ofrece importar 99 mil toneladas de carne vacuna, 180 mil toneladas de carne aviar, un millón de toneladas de maíz y 650 mil toneladas de etanol.
Productos industriales. Calzados, muebles y vehículos alcanzarán la liberación total a los 15 años. La mayor parte de las autopartes verán liberados los aranceles de importación en 10 a 15 años, según su grado de sensibilidad.
Por Diego Davila
Fuente: lavoz.com.ar